He adivinado la forma del polígono.
Trenza de ideas disueltas en las madejas de mis dedos, tu amor neva entre mis piernas.
Fui yo, eres tú.
No quiero un bello poema,
se agota el amor
y las palabras
para hablar de ti
o, si soy sincero,
para hablar de mí
queriéndote,
pensando en ti
sin descanso,
un bebé que no distingue
su piel del viento,
sus labios del agua,
ni sus asombrados ojos
de la luz que ilumina todo.
Lo que puedo decir
lo sabes ya,
lo que debo callar
te lo dije.
Te amo.
Cuando escucho la palabra
culturala mano se me va hacia la pistola.
En general ante cualquier palabra
la mano se me va hacia la pistola.
Aunque la mayoría de las veces
no tengo que esperar a las palabras.
Carlos Martínez Aguirre
Ayer te vi, fuimos a un café que elegí yo, como siempre, y enseguida me di cuenta de que eras el de antes y te lo dije, y tú me preguntaste qué quería decir con eso pero yo no te lo expliqué para no herirte, porque al fin y al cabo te quiero, no como tú deseas, pero te quiero, y además ese
ser tú me inspira algo único, algo puro que nadie ha logrado despertar en mí desde que lo nuestro acabó, y sin embargo reconozco que prefiero recordarte.
un deseo:
de comida,
dinosaurios y delfines.
luego,
juegos morbosos debajo de las sábanas.
Dichoso el arbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror ...
Y el espanto seguro de estar manana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
y no saber a dónde vamos,
ni de dónde venimos!...
Ruben Dario
Juguetonte malón:
uno y dos son besos,
los demás no son.
Juguetonte canción,
rompe formas claras
de tu corazón.
¡A la rueda, muñeco, al carro!;
ama insano el desamor
A la cama, ¡cuco horrendo!
A mi pecho tu calor
Amo y
Payaso os invitamos a continuar esta poesía. Que cada amante escriba dos nuevos versos, pudiendo repetir siempre que antes haya escrito al menos otra persona. Empieza así:
Recobro lo ardiente,
la espuma o el violeta,
Mis profundidades horadadas por tu sexo,
ese pedazo de carne.
Mi piel abierta se vierte en espasmos
y recuerda la verdad con que me amaste,
sin descanso,
ayer.