La pérdida del mirar
ya tan vagabundo,
un atinar,
suerte de nebulosa
que te toca con su vara.
La fingida libertad,
títere,
bufonada,
tu risa:
amarga
en el traje de trabajo,
buzón subterráneo,
lavabo.
No regreso en mis pasos por necedad,
hablo desde mi bosque:
me he ido.
Prontamente,
sin satisfacción,
he sentido mis manos extendidas
en espanto.
El miedo, reír en la niebla del adiós.
tengo cincuenta años entre mis huesos,
grietas vacías en la fe que flamea
triste de sed
el viento ha secado para siempre la angustia
cierro los ojos ciegos de interno tú
el oscuro vuelo de tenerte en mí.
la limpia piedra de la plaza
el agua que brilla para reflejar ese hotel de parís
la vereda arbolada
la bóveda de cristal y acero
y las esquinas
las sorpresas con olor a tabaco negro
la tristeza bohemia
la tarta de chocolate
aquel olor masculino con el que mi cabeza sueña
la presión
la huida
y la trompeta con sordina
el rincón soñado para amar
la confesión entre café y lluvia
el amor
la distancia que la nube ignora,
nube boba
las hojas pudriéndose en noviembre
la emoción de abril
el olvido y el rencor
mi nombre cambiado
el hombre renovado, el hombre amado,
el similar
sombras que se corren entre pieles
caras de un carnaval nocturno
penas de culpa ajena y bella
matiz
y sueño
afán de adiós.
Enfrentados el camino se acorta.
Material,
el sonido,
el color gris.
Detrás de las cervezas las miradas se complican;
siento un delgado caliente que me inunda,
los hombres mudan de nombre,
desaparecen entre otros hombres y sonrisas,
sonrisas con jersey.
Interminable la música gotea simultánea.
Y me besas.
He mirado a otro lado
multitud de veces;
intento el lamento
pero la lluvia me camufla entre las calles.
He girado mis pasos a fuerza
y siempre abro la misma puerta.
La vez se renueva
pero mi edad ya es un tiempo en desfase.
Otros brazos me brindan manos traviesas
y sin embargo
el navío se pierde en mí.
Vuelvo a ser.
Cruzo la estepa.
Son cosas que ocurren;
mejor dicho,
cómo sentimos las cosas
que ocurren.
Hay que estar alertas,
el amor descansa en lo que ocurre.
Y aún más:
el amor es eso que sentimos
los dos
cuando nos ocurren cosas.
Te quiero en ese grito,
ese caminar detrás
para buscarme mientras
ya me vuelvo a esperarte
con una sonrisa
que intento esconder
pero no puedo
porque te quiero
tanto,
tanto...